martes, 19 de febrero de 2013

ADOLESCENCIA -COMO EDUCAR-



ADOLESCENCIA     (CARACTERIZACIONES)
Los adolescentes se enfrentan a tres cambios importantes: el social, el intelectual y el humano.

El social.-  El individuo, al iniciar el proceso adolescente, comienza a descubrir las máximas necesidades globales y a asumir su participación su interés  en ellas, en algunos casos, incluso responden al cumplimiento del deber de  de resolverlas. Y en paralelo se identifica individualizado con una identidad propia, al mismo tiempo que reconoce las diferencias de los demás y las compara con el ideal social que va formando su capacidad de juicio.

El intelectual.- El adolescente adquiere la consciencia del conocimiento verdadero sin necesidad de la certificación externa del padre, del maestro o del líder que se lo certifique. En ese momento, el resto ya no es necesario para asegurarse en sus juicios o verdades.

El Humano Biológico y Psicológico.- Biológicamente hablando, se identifica con el género al cual pertenece y siente el  atractivo por el género complementario, o se identifica con el género opuesto y  prefiere asociarse con su complemento de género, según sea su orientación sexual y sus preferencias.
Psicológicamente adquiere el sentido de la globalización, de la Naturaleza Humana,  o del ideal filosófico, religioso o político que asume como deber social. La apertura a este macro-sistema, lo motiva y estimula a ligarse en agrupaciones con una visión  universal compartida.

Las caracterizaciones de los cambios humanos son:
La necesidad por encontrar su propia identidad,
El interés por el origen y sentido de su existencia y
La búsqueda de su maduración.
La carencia de estas tres interrogantes puede producirles crisis de identidad, crisis existencial y crisis vocacional.
La fuerza que motiva al encuentro con su propia identidad lo orienta hacia el descubrimiento de su cultura, de su condición social, económica y humana. Esto hace, que se produzcan con facilidad, roces de identidad con sus inmediatos diferentes, porque sus diferencias no concuerdan con el Ideal de identidad que él o ella labran y determinan ser el adecuado.
La curiosidad por descubrir quién es, porque es distinto, no cabe duda, pero no conoce aún con exactitud en qué se distingue o en qué se asemeja, y esto, les produce una serie de inseguridades intelectuales, que en algunas ocasiones pueden limitarlos es su sociabilidad.
Al interesarse por el descubrimiento de sí mismos, se olvidan de su Naturaleza Humana Compartida y asumen que ese “si mismo” es algo resultante del estatus social, económico o ideológico, por lo mismo es fácil, en esa etapa, encontrar respuestas como: “Yo soy pobre y por eso no tengo las mismas oportunidades” o “ Soy cristiano” en lugar de ser Humano. Esto se debe a la ignorancia de la identidad humana y ese es el factor que los declara adolescentes.
Adolecer del completo conocimiento del biotipo humano natural, no es algo que se reduzca al periodo de 7 años entre los 14 y 21, no. La ignorancia de la Naturaleza Humana puede llevarse con uno toda la vida. Esa es la razón por la que existen tantas dificultades para establecer correctas relaciones interpersonales. Si los mayores de 21 conocieran todos, la naturaleza humana y su Función, estaríamos todos funcionando Humanamente.
El mayor problema con el que se encuentra el joven adolescente es precisamente ese que la significación de su existencia es por cada humano, explicada en diferente modo y eso los confunde y desconfía.
Cuando el joven es advertido de no correr riesgos peligrosos y sus padres, maestros o líderes no les explican las diferencias entre el riesgo y el peligro, lo que están haciendo con los jóvenes, es destruirles el verdadero sentido de protección e impedirles el dominio sobre el mismo.
El riesgo es una probabilidad y el peligro es una situación de hecho. En el peligro existe la posibilidad de un daño inmediato y en el riesgo existe la misma posibilidad pero a futuro. Riesgo es la contingencia de un daño. A su vez, contingencia significa que el daño, en cualquier momento puede materializarse o no hacerlo nunca. Riesgos corremos todos los días y en cualquier lugar, pero no por eso los evitamos, el peligro es otra cosa, es estar en las inmediaciones de sufrir un daño.
Al joven adolescente es necesario permitirle que corra riesgos siempre y cuando sepa discernir los peligros y operar ante estos con prudencia.
La adolescencia es el periodo más intenso en esta categoría de arriesgarse. Pareciera ser que al joven le atrae jugar con la cuerda floja.

Existen riesgos y peligros emocionales, intelectuales y motivacionales. Los riesgos conductuales de subir en bici, moto, o auto  y ponerlos a altas velocidades pueden causar accidentes graves que perfectamente pueden desajustar la vida de las personas. Los riesgos intelectivos de oposición de ideas contrarias, también pueden acabar con la vida de las personas, por ideales políticos o religiosos han fallecido muchos, pero, los riesgos y peligros afectivos son mucho más graves porque dañan, no solo la vida, sino también la integridad espiritual de las familias. Una decepción amorosa, una separación o un divorcio, duelen, no solo al que se divorcia, también daña a los hijos, nietos, padres, suegros, cuñados, sobrinos. etc.
Una violación puede trastornar a la violada para siempre. Por eso es necesario reconocer las dimensiones del riesgo y también las del peligro. 

La necesidad por encontrar la propia identidad.
Ante esta pregunta debemos reflexionar sobre la posibilidad de que exista o no esa propia identidad. ¿Cuál es la identidad propia de uno que nos hace diferentes al resto? Nos hace diferente: nuestra apariencia física, nuestras experiencias, nuestro conocimiento y nuestra sensibilidad emocional.
Veamos en qué somos físicamente diferentes y en qué somos similares (utilizo el término similar, porque la igualdad es una falacia imposible, no existe nada igual a lo otro) Somos diferentes en la forma de la apariencia, en el color de la piel, tamaño y forma de los ojos, nariz, orejas, boca, manos, pies, etc. Pero somos similares en compartir la misma forma humana compuesta por cabeza tronco y extremidades. Cada uno de los órganos humanos son similares a los del resto y diferentes en tamaño, forma etc. Somos distintos en la cantidad y calidad de experiencias pero somos similares en que todos tenemos experiencias. Somos distintos en el conocimiento de las razones, pero todos somos similares en la defensa de nuestras razones. Somos distintos en las respuestas a las sensaciones, pero somos similares en el sentir las sensaciones. Por lo mismo, debemos asumir que la naturaleza humana es similar en todo humano y la identidad de cada humano no es otra cosa que la suma de experiencias, conocimientos y conductas entre humanos.
Si somos similares en lo Humano, lo más importante a descubrir, no son las diferencias de forma y tamaño, de cantidad o extensión, sino, aquellas similitudes que nos hacen dignos de ser Humanos. Eso es lo que todo adolescente espera. Al adolescente no le satisface la respuesta de: tu eres blanco y rubio y el otro es un roto negro y eres mejor por ser blanco y rubio, eso no satisface a la inteligencia de ningún adolescente, pero, lo que si le satisface es sentirse como todo ser humano, capaz de madurar emocionalmente, intelectualmente y motivacionalmente y si le explicamos cómo madurar el dominio de sus emociones, de su evaluación juiciosa y del cumplimiento de sus deberes humanos, le evitamos una crisis de identidad.

¿Cuál es la identidad humana?
¿En qué nos diferenciamos del resto de las especies animales?
En el globo terráqueo existen tres tipos de especies, las  sustancias compuestas por  moléculas, átomos o partículas, los vegetales y los animales. Todas y cada una de ellas contienen una Naturaleza Directiva Inherente  que los mueve en pro del cumplimiento de una determinada función y un cuerpo o forma externa. En esa Naturaleza Directiva Inherente, que podemos llamar también mente vegetativa o mente instintiva,  existe una intención, una selección, y un poder. Todo acto contiene intencionalidad, selectividad y poder. Los vegetales nos muestran como buscan la luz, cuando algo se les interpone, los animales nos muestran ser sensibles al afecto humano, o a la selección natural. En todo lo creado existe alguna dosis de sensibilidad, de conocimiento y de voluntad.
La diferencia entre la naturaleza instintiva y la Humana es que el instinto responde automáticamente ligado a sus facultades sin poderse individualizar de sus funciones, mientras que la Naturaleza humana puede individualizarse y ejercer el domino voluntario sobre sus instintos. De hecho, esa es la función que nos realiza humanos. Al hombre sin control de sus instintos se le dice ser un animal.
Ese es un aspecto similar en cada humano que nos identifica diferentes a otros reinos de la Naturaleza. Otro aspecto, es el de las diferencias en sensibilidad, inteligencia y dominio.

Emoción, es la capacidad sensible que nos permite captar lo necesario y responder con lo adecuado. Cuando sentimos frio, nos cubrimos, hambre, nos alimentamos, miedo, nos protegemos. La respuesta a la necesidad es captada necesaria por la sensibilidad emocional. Emoción, no es una sensación, la sensación es algo de lo cual nadie puede sustraerse, pero la respuesta a dichas sensaciones si es distinta en unos u otros. Por ejemplo, en Rusia,  los Cristianos Ortodoxos celebran el 19 de enero la Theofanía, introduciéndose desnudos en el agua de un  lago o rio helado. Lógicamente sienten todos frio, pero superando al instinto de protección que les alerta de la experiencia de helarse, se sumergen porque piensan que eso les limpia su espíritu. La sensación nos llega a todos, pero cada uno la asume y responde de forma diferente. La emoción es una capacidad, la sensación es una reacción a alguna situación extrema y el sentimiento es el recuerdo de una sensación al ser comunicada. Los sentimientos solo se comparten cuando entre emisor y receptor han tenido la misma sensación, de otro modo no llegan a comunicarse en ese plano sentimental.
Todas las especies disponen de cierto grado de sensibilidad, todas captan lo necesario y responden con lo adecuado, la diferencia entre ellas y nosotros es que las especies captan lo necesario dentro del radio que les determina sus instintos y nosotros los humanos disponemos de un radio infinito de sensibilidad. El humano capta las necesidades ecológicas y humanas y se responsabiliza por solucionar cualquier deficiencia. Los animales operan en orden por lo mismo no tienen necesidad de ordenarnos a nosotros los humanos, pero los humanos somos responsables del orden, por lo mismo debemos responder libre y voluntariamente al cumplimiento del orden mundial, social y ecológico, pero no lo cumplimos, por eso se nos hace necesaria una figura impositiva que por la fuerza obligue a cumplir lo que voluntariamente no cumplimos. El adolescente reconoce esa realidad.
Todo humano saludable es sensible a las máximas necesidades válidas para todo. La expresión “el mundo está loco” nos indica que alguien ha de saber cómo sería el mundo sano. Y esa frase es popular. Muchos la repiten. Si muchos humanos saben que el mundo está loco, deben de tener algún estándar del comportamiento decente. La emoción humana es por todos compartida y espera seamos todos capaces de captar las máximas necesidades validas para todo y que respondamos a su solución o establecimiento.
El intelecto humano también es distinto del intelecto del resto de las especies. A pesar de que existen especies inteligentes, ninguna de ellas puede razonar juicios de valor, ni definir lo que es verdad universal o absoluta. Los humanos disponemos de una capacidad sensible que nos permite reconocer los juicios justos de todo lo que nos interesa. Podemos llegar a descubrir nuestra identidad, origen y propósito y además podemos enseñárselo a otros. Eso no ocurre en las especies naturales porque no necesitan educarse. Todas y cada una de ellas cumple de forma instintiva y automática su función vital.
Intelecto es la capacidad sensible que nos permite reconocer el juicio justo de las cosas, y para desarrollarlo, para disponer de buena memoria, debemos rechazar todo aquello que carece de razón o juicio justo.
Todas las especies se mueven, actúan y se reproducen, nosotros también. La voluntad del hombre es en algunos casos, aparentemente inferior a la de los animales, porque nos cansamos con más facilidad o desistimos antes que ellos, pero eso es solo en algunos casos. Aunque nuestra  constitución muscular no sea tan fuerte como la de los gorilas por ejemplo, si somos lo suficientemente perseverantes como para conquistar aquello para lo que nos determinamos, de eso existen varios ejemplos de personas como el pequeño Ghandi que  se enfrentó a los métodos de guerra e impidió grandes enfrentamientos, o Napoleón, Hitler, Stalin, Mao, Etc.
Lo más importante a destacar en el caso del ser humano, es que dispone de libre voluntad, y que su libertad, definida como capacidad de optar por lo que es siempre y para todo válido, le permite responder voluntariamente al cumplimiento de la máxima necesidad válida para todo, lo que se traduciría en aquel que beneficia siempre a todos y que por lo mismo no perjudica nunca a nadie. Esa es la caracterización humana que nos distingue del resto de las especies. Somos todos capaces de responder libre y voluntariamente al cumplimiento del máximo beneficio universal. Somos los únicos capaces de ordenar el cosmos, y eso incluye a todas las especies.
Por lo tanto, ¿Cual es la Identidad Humana?  Humano es el ser capaz de captar las máximas necesidades validas para todo, capaz de reconocer las razones que declaran justa esa necesidad y capaz, de responder voluntariamente al cumplimiento del máximo deber valido para la Naturaleza de la Creación. Además de ser el conductor, director y gobernador de los instintos de protección, mantenimiento y reproducción.

¿Cuál es el sentido de la existencia?
Esta es una enorme interrogante en la conciencia del adolescente. ¿Qué pinto aquí? ¿Por qué existo y para qué? Aquí es donde se destapan algunas actitudes de rechazo, acusación y desconsuelo en los jóvenes. La respuesta más popular es la de que estamos aquí para ser felices, pero en un mundo de inmaduros en la comprensión de la felicidad, se pierde el sentido de lo que eso significa y el adolescente es un excelente juez que analiza la situación y responde  con un: ¿Para ser felices…como tú? O ¿como el pobre que no tiene para comer?
Todos sabemos que existimos para ser felices, pero son pocos, muy pocos, los que  nos lo facilitan serlo.  Por eso es necesario explicarles en qué consiste la felicidad y cómo conseguirla.
La felicidad es un estado que consta de tres atribuciones: bienestar, justicia y plenitud. Aquí es donde se les debe enseñar de donde proceden estos tres estados. Cuando se le explica que para lograr la felicidad es necesario responder libre y voluntariamente al cumplimiento del máximo deber necesario, que por ser válido para todos no perjudica nunca a nadie, el adolescente puede en su intelecto comprender que si todos y cada uno de los humanos respondiera  responsablemente al cumplimiento de ese deber, disfrutaríamos todos y cada uno del derecho a ser feliz.  Aquello que beneficia siempre a todo, no perjudica nunca a nadie. Pero el drama existe en liberar a todos del egoísmo y ponerlos a responder voluntariamente al cumplimiento del máximo deber necesario.
Con esto comprendido, los adolescentes sabrían que la falta de felicidad se deriva del humano que irresponsablemente deja sin cumplir el deber de responder al máximo deber necesario. Y comprendería también la razón por la que en la adolescencia se adquiere ese sentido de responsabilidad que luego se va perdiendo al ver la falta de cooperación en el resto de los humanos.

Si se le explica bien al joven, que la labor o la función humana saludable, es la de responder en todo caso, a ese cumplimiento del máximo deber necesario que por ser válido para todo no perjudica nunca a nadie, el joven adquiere el sentido común de cómo deberían comportarse los humanos. El otro tema que uno adquiere al decirles o explicarles esto, es el de tener que responder a esa premisa. De no hacerlo queda uno como hipócrita y eso es suficiente para que el joven abandone su responsabilidad.
Esta verdad ha sido intuida muchas veces por muchos líderes sociales, pero que no se atrevieron a explicarla por el temor a ser tildados de insuficientes al ver que sus decisiones no responderían a esas máximas necesarias.
Lo máximo necesario es en primer lugar descubrir la Naturaleza Humana y la Naturaleza de la Creación. El estudio y descubrimiento de la Naturaleza de la Creación nos permite descubrir cuál es la Naturaleza Humana.
En la Creación se dan ciertas constantes, por ejemplo la dualidad en las posiciones necesarias para crear. De la nada no se crea nada, por lo tanto  la creación exige de una creador y una obra creada, pero para que la obra sea, ha de ser primero pretendida o propuesta,  estos tres aspectos, proposición, creador y objeto creado posibilitan la consecuente realización del objeto pretendido, cuya consecución  advierte cuatro posiciones: 1-proposito, 2-sujeto, 3-objeto y 4-consecuencia. Entre estas cuatro posiciones reside el secreto de la felicidad. Vamos a explicarlo. Para que una creación exista en consecuencia con lo pretendido, lo esperado ha de ser algo que se declara necesario. Lo necesario beneficia, se ajusta y complace, por lo mismo es necesario. Por lo tanto, la esperanza de todo lo creado es que complazca. Si ampliamos esto al espectro humano, podría decirte sin temor a equivocarse que el origen del hombre fue la pretensión de que complazca a su creador. Esto ni afirma ni niega la existencia de un anterior humano, en el sentido morfológico, sino que determina o dictamina la existencia de un origen que espera la consecución de una necesidad. Sobre cuál es esa necesidad no vamos a  entrar ahora en detalle porque lo iremos descubriendo en el camino, pero si quiero dejar bien claro que, ya sea a nivel genético, a nivel humano o energético, existe una necesidad que justifica la existencia humana. Toda existencia se justifica en la necesidad que satisface y eso es cierto para cualquier acto. Se dice que existencia es aquello capaz de ser evaluado y al valorarlo satisface.
Cuando el adolescente comprende que su existencia está fundamentada en la necesidad de un principio, podemos luego ir explicándole los pormenores de ese origen.
Decíamos hace un momento que en estas cuatro posiciones exigidas en la creación existe contenido el secreto de la felicidad y vamos a volver sobre el tema para aclarar esto.  El propósito necesario para crear es en sí fáctico, viable, posible y esperado por el sujeto que lo pretende. Ya partimos de una esperanza a ser feliz en el encuentro con lo creado. Quizá en el caso de crear un instrumento para jugar no proporcione tanta felicidad como en el caso del nacimiento de un hijo, pero es una dosis de complacencia la que se percibe en todo caso. Lógicamente la esperanza máxima es la de reproducir a alguien similar, y en esa creación del hijo existen muchos momentos de felicidad. Desde su nacimiento hasta su matrimonio, pasando por su educación, desarrollo saludable y unidad afectiva. Pero volvamos nuevamente a la mecánica de la relación creativa. Si el propósito pretende la consecución de un bien necesario en su creación, deberíamos entender que en todo lo pretendido existe ese condimento, todo lo que creamos es determinado necesario y esperado que complazca. Si afinamos o agudizamos un poco y volvemos sobre la dedición de libertad nos damos cuenta de que libertad es la capacidad de optar por lo que es considerado válido y nuestra libertad, no puede despegarse de esa máxima. Por lo tanto,  todo lo pretendido es declarado en algún modo necesario. Si aplicamos esto a las relaciones humanas, el sujeto que se dirige a otro por alguna razón que declara necesaria esa relación, debería hacer que el otro le complazca en su respuesta, para eso el sujeto ha de ser amable, ser sincero y ser responsable en su aproximación al otro, para lo que considere o pretenda e él. Lógicamente cuando los dos encuentran la complacencia compartida, la relación entre personas produce un bien común.
Para que produzca ese bien común, el sujeto ha de cumplir con la responsabilidad de beneficiar al otro, de confiar  y confiarse en el otro y de unirse en el afecto con el otro. Aquí utilizo una palabra cuyo significado debo compartir con usted. Afecto es, según yo lo entiendo, atender, entender y estar atento a las necesidades del otro. Como ven no tiene mucho del amor que espera que el otro le responda, sino todo lo contrario, afecto en este caso, asume la responsabilidad de  entregarse por el bien del otro, independientemente de cómo nos responda el otro. Pero para garantizar la buena respuesta del contrario, el sujeto debe obrar responsablemente. ¿En qué consiste esta responsabilidad? En tres requisitos fundamentales: El sujeto debe seducir con afecto, atendiendo, entendiendo y estando atento a las necesidades del otro; persuadir con la verdad. Al decir persuadir me refiero a no arrogar en el conocimiento, ni tildar al otro de ignorante, sino a persuadirlo con el juicio justo de la razón que justifica una verdad y por último, motivarlo con el ejemplo de lo correcto.
Si analizamos los rechazos de los demás o los que nos provocan a nosotros el rechazo del otro, llegaremos a la conclusión de que rechazamos al irresponsable que no cumple con el deber, eso es no cumplir con la necesidad de motivarnos con el ejemplo de lo correcto. O lo acusamos de su falsedad en cuyo caso el otro no nos persuadió con el juicio justo o, lo reclamamos por no atendernos, entendernos o estar atento a nuestras necesidades. Estas tres son las razones del porqué reclamamos, acusamos o rechazamos a los otros. Piénsenlo bien, porque no hay otras. Reclamamos, acusamos o rechazamos, de uno u otro modo, las insuficiencias o los excesos del resto.
Ahora que hemos explicado que el sujeto debe seducir con afecto, persuadir con verdad y motivar con el ejemplo de lo correcto, lógicamente podemos asumir que el atendido, entendido y motivado respondería con algún bien a nuestra entrega, ya sea con amabilidad, con confianza o con unidad.
Ahora vamos a responder al adolescente, por qué razón le resulta tan increíble el hecho de que nuestra existencia se justifique en la razón de ser felices. La verdadera razón del ser humano es ser feliz, pero para lograrlo, cada uno de nosotros ha de ejercer el dominio sobre la dinámica de las relaciones humanas. Ha de entregarse siempre al otro atendiéndolo, entendiéndolo y estando atento a sus necesidades fundamentales, no a las necesidades egoístas y enfermizas del otro.  Para ejercer ese control sobre la dinámica de las relaciones, el adolescente ha de entrenarse en el control y dominio sobre el celo y en el control y dominio sobre los instintos.  Vamos a profundizar un poco en esto.

Celo es un servidor custodio de la unidad, me explico. Se sienten celos cuando algo o alguien atenta contra algo o alguien que nos pertenece, esto es fácil de comprender. Si alguien se acerca a mi mujer con la actitud de quitármela, se despierta en mí una tensión que me motiva a protegerla. Hay dos formas para hacer eso: una es acercarme a ella y atenderla, entenderla y estar atento a sus necesidades, persuadiéndola con razones justas y motivándola con el ejemplo de mi disposición a confiar en ella, a atenderla y a responder a sus necesidades y otra, la más popular es la de rechazar al tentador y enfrascarme en una pelea con él. El celo es un protector custodio de la unidad pero en sus extremos se transforma en recelo, el recelo reclama, acusa y rechaza, el celo por el contrario, une, confía y responde con atención. Por eso decimos que los “calugas” son celosos y  llamamos también celosos a los violentos que rechazan la proximidad del que amenaza su unidad. Como veis existen dos extremos del celo, el sobre protector y el indiferente. El celo debe ser controlado dentro de la unidad y cuando produce tensión por algún motivo es necesario reconducirlo a la unidad. El adolescente ha de ejercer el dominio del celo, ejercitando las virtudes de la prudencia, firmeza y templanza. Las virtudes también son servidores custodios. La prudencia es el servidor custodio de la opción válida. Nos ayuda a discernir de entre lo bueno lo mejor. La templanza es el servidor custodio de las diferencias. Nos ayuda frente a alguien o algo distinto a lo que esperábamos, y la firmeza es el servidor custodio del cumplimiento del deber, es el custodio del proceso de consecución de lo pretendido o propuesto.
El joven adolescente que se ejercita en la prudencia, firmeza y templanza puede llegar a controlar el celo y sobre esa condición debe asumir la actitud de dominio sobre los instintos de protección, de mantenimiento y de reproducción. Vamos a explicar en qué consisten.

El instinto de protección, alerta frente al peligro con una dosis de ansiedad y otra de angustia. Ansía librarse del daño y se angustia frente a lo insoluble. Cuando espera algo en extremo se ansía por conseguirlo y esa conducta es extrema, fuerza su consecución con una dosis de prepotencia o egoísmo y en el caso de sentirse incapaz de conseguir lo que pretende, se angustia al verse incapaz de conseguirlo. Estas dos conductas se dan frente a la protección del instinto que nos advierte del posible daño o dolor y que por otro lado nos declara en situación de riesgo a no lograr lo deseado. Por ejemplo un joven que se prepara sobre el slackline a mantener el equilibrio, siente ansiedad por conseguirlo, pero cuando va perdiendo el equilibrio, su instinto de protección lo alarma con una tensión entre la ansiedad de quererse mantener en la vertical y la angustia que aparece en el momento de perder la vertical. La angustia o la ansiedad son dos componentes del miedo que deben ser controlados por el adolescente.

El instinto de conservación, alerta frente a las necesidades biológicas alimenticias o de descanso y ejercicio. Cuando faltan nutrientes, nos da hambre y cuando estamos cansados nos da sueño. El sueño y el hambre también deben ser controlados porque en sus extremos podemos padecer tanto de bulimia como de anorexia y en el caso del descanso, en su desorden,  también puede llevarse al extremo de causar un trastorno de sueño.  El adolescente ha de ejercitarse en el control y dominio sobre las rutinas alimenticias y la calidad de sus alimentos, así como sobre la rutina del descanso y del ejercicio. 

El instinto reproductivo es el más delicado y difícil de controlar. El instinto reproductor es el custodio de la permanencia de la especie humana. Es el responsable de la herencia y de la similitud entre humanos. Del instinto reproductivo dependemos todos y en él nos encontramos todos con las similitudes humanas. La esperanza del instinto reproductor es la realización del ser humano y para ser humano es necesario que su potencial genético sea saludable. El ser humano contiene una dualidad especial, por un lado existe el animal humano instintivo y en paralelo a esto existe la condición humana caracterizada por el control y dominio de los extremos  en exceso o en carencias. El instinto reproductor nos impulsa al ejercicio reproductivo cuando aún nuestra conciencia de la reproducción no dispone del conocimiento de su función. Uno podría preguntarse ¿Por qué ocurre de ese modo? ¿Por qué se siente el apetito, antes de entender a qué razón satisface ese apetito? Por una razón muy sencilla pero que ha sido un misterio a lo largo de la historia. El hombre es un ser responsable. Y ¿eso qué significa? Que debe responder al cumplimiento del deber por su propia voluntad. El deber reproductivo ha de responder a la razón que lo justifica necesario y en la reproducción se juntan muchas cosas, lo afectivo, lo cognitivo y lo responsable. Para que el encuentro reproductor sea responsable ha de beneficiar a todo. Como antes mencionamos, el hombre maduro es aquel que responde siempre al cumplimiento del máximo deber necesario y porque beneficia en ello siempre a todo, no perjudica nunca a nadie. Para que el funcionar reproductivo sea siempre y para todos válido ha de beneficiar a todos los miembros de la familia, a los padres a los esposos y a los hijos. ¿Cómo se logra esto? Es curioso que tradicionalmente en los matrimonios existan los padrinos ante un juez o un cura. ¿Por qué se realizan de este modo? Claro que existen otros modos pero en nuestra cultura se da esta situación. Los padrinos o los padres del novio y los de la novia están presentes en la ceremonia, supuestamente para asumir que están de acuerdo con la unión del matrimonio. Yo no sé de qué manera se casaron Adán y Eva, pero si he leído que no lo hicieron sobre el acuerdo del que los originó y en esa unión, “sus padres”, se sintieron hasta el extremo de desearles la muerte.  He pensado mucho en eso y creo que si alguno de mis hijos me desconectara de sus vínculos afectivos me sentiría muy despreciado. No podemos negar que esto ocurre en multitud de familias a lo largo del planeta, pero tampoco podemos negar la falta de confianza que se deriva de ese hecho. Veamos algunos ejemplos para que nos quede en claro el cómo debería de ser, viendo las consecuencias del como no funciona.
El ejemplo más claro es el de la violación. La violación de una joven trastorna al grupo familiar por completo, hasta el extremo de ser penada judicialmente. O el ejemplo del acto reproductor prematuro. ¿Cómo se sienten los padres de dos adolescentes sin recursos, sin criterio y sin la madurez en el control y dominio de las virtudes de la prudencia, firmeza y templanza, cuando aparecen en la casa pidiendo que les paguen la clínica o los pañales del embarazo prematuro? Tal vez algunos piensen que no hay nada malo en eso, seguramente eso lo dicen los que disponen de recursos económicos, pero ¿y en el caso de no disponer de ellos? Legalmente en nuestras constituciones occidentales se es mayor de edad a una edad y sobre esa edad se asume la responsabilidad de los actos de cada uno, pero independientemente de lo legal constitucional, existe lo legal humano que nos dice que todo humano tiene derecho a la felicidad y el matrimonio prematuro o la reproducción prematura afecta a la felicidad de los padres, de los cónyuges y de los hijos. El adolescente debe hacerse responsable por todos ellos antes de caer en el apetito intergenital prematuro. La familia es el núcleo gestor no solo del gene, también lo es de la integridad humana. Una familia integra no es una familia monoparental, ni una familia disfuncional, desvinculada, desconfiada o inmadura en la responsabilidad de responder todos al bien común familiar.
Para que el adolescente pueda establecer una correcta relación reproductiva ha de madurar antes en el control y dominio del celo y los instintos. Y el dominio del instinto reproductor se establece cuando el acto beneficia a todos los involucrados. Se tiene la tendencia a pensar que la reproducción es únicamente entre dos, que eso no afecta a nadie más que a los dos que la establecen, pero en realidad, afecta a 7 personas, a los padres del marido, a los padres de la esposa y al producto resultante de la relación. Por la unidad en el afecto, en la confianza y en la tradición de todos ellos el sembrador es responsable. Esto deben tenerlo muy claro todos los adolescentes, para que puedan asumirlo. Esa es la principal orientación de la Educación.
La familia no es una asociación económica o profesional, la familia es una sociedad vincular. Vínculo no es un enlace temporal, es la unidad en la confianza que responde en todo a las necesidades máximas familiares. La máxima necesidad familiar es la unidad en la pureza e integridad de todos sus componentes.
Hemos visto ya la caracterización de la persona madura y nos hemos dado cuenta de lo distantes que estamos de esa naturaleza, a la que denominamos humana.  La razón por la que nos resulta tan complicado educar a nuestros adolescentes es porque socialmente, estamos divididos en la comprensión de la naturaleza humana. Todavía hay quienes piensan que la realización del hombre se encuentra en el ejercicio de una profesión exitosa, como si el éxito fuese una cualidad permanente en la historia. Y como si del éxito se desprendieran las virtudes y el control de los extremos y cuando analizamos las vidas de los exitosos, la mayoría de ellos ha logrado el éxito sacrificando a sus familiares.
Para terminar con el tema, decimos que el sentido de la vida es ser feliz y es imposible ser feliz en un medio en el que los familiares no lo son. La felicidad máxima se desprende del vínculo filio-paternal, fraterno-conyugal y paterno-filial maduros en la unidad, en la confianza y en la tradición normada de la naturaleza humana. Si alguien sabe de alguna felicidad mayor que la que se desprende de una familia constituida en el dominio del celo y los instintos y en donde reina la unidad en el efecto, en el criterio y en las conductas ejemplares naturales, que venga y me diga cómo y humildemente rectificaré mi pensamiento. Pero en lo que llevo de vida no encuentro felicidad superior a esa que imagino. No puedo decir que disfruto de ella porque  aun no lo consigo, pero es mi visión y sigo perseverando en ello.

Creo que hemos resuelto los temas del qué somos y a donde vamos, aun nos queda por  descubrir de dónde venimos.

¿De dónde venimos?
Esta es otra gran interrogante en la conciencia de los adolescentes, muchos de ellos desisten de indagar porque encuentran demasiadas incongruencias.
La idea de un dios originario es muy difícil de demostrar por la sencilla razón de que a ese dios, se le asume la caracterización de ser misterio. Misterio es algo desconocido, y declaramos a ese dios, no solo desconocido, sino además incomprensible porque es tan, pero tan grande o tan poderoso o tan justo  que nuestra limitada inteligencia es incapaz de comprender.  Bueno, quien lo quiera creer de ese modo, bien para él, y quienes quieran investigar en algún tipo de raciocinio que nos acerque a Su Naturaleza, pues que me acompañe un rato y veremos a donde llegamos.

Lo que no cabe duda es que el humano es un ser creado. Yo soy fruto de una dualidad paterno-materna, tu eres fruto de otra dualidad materno-paterna, mis padres, abuelos y tatarabuelos fueron fruto de la misma dualidad paterno-maternal, lo que nos indica que el origen no pudo ser únicamente uno, sino dos, o dos en uno, todavía no llegamos al misterio. Son muchos los ejemplos de esta misteriosa dualidad. Pero quedemos un m omento con la primera idea: somos seres creados. Todas las especies son seres creados. En toda creación existe cuatro posiciones causa y consecuencia sujeto y objeto. Nosotros, desde la posición de consecuencia, debemos descubrir la causa que nos originó. Pero resulta que esa causa no se manifiesta en forma corpórea ni podemos comunicarnos con ella por celular y preguntarle cómo nos hizo. Esa causa, por la lógica del principio de causa y efecto ha de existir. Si toda causa es a su efecto así como el efecto responde a la naturaleza de su causal originario, lógicamente si somos efecto resultante ha de existir una causa originaria, el tema es cómo reconocerla o descubrirla, pero sigamos indagando.
La forma tradicional utilizada por la ciencia para descubrir las causas de los objetos es mediante el estudio de las características constantes que estos manifiestan. Vamos a ver cuáles son las constantes de la Naturaleza para de ese modo, deducir las facultades que originaron dichas constantes.
En todas las especies se  establecen dos dualidades características, por un lado todas las especies ya sean partículas, átomos, moléculas, vegetales animales y el hombre, contienen una naturaleza directiva inherente, mente vegetal, instinto o conciencia que las dirige y todas ellas contienen un cuerpo, forma o morfología que las identifica. Si en todas las especies existe esta constante de funcionalidad y objeto que funciona, o pongámoslo de otro modo, si en todas las especies existe una mente y un cuerpo, es lógico deducir que en el origen causal de dichas especies, ha de existir también una Naturaleza funcional y una estructura que funciona, de no ser así no haría sido capaz de crear.
Por otro lado, existe en todas las especies una condición dual masculina o femenina, macho y hembra, pistilo y estambre, catión y anión o positivo y negativo. Si en la naturaleza de todo lo creado existe esta dualidad, es lógico pensar que en la naturaleza de la causa originaria han de existir también las condiciones de positividad y negatividad o masculinidad y femineidad. Lo sorprendente de estas dos dualidades, mente y cuerpo y masculino y femenino, es que en ambos casos están llamadas a unirse. La mente dirige al cuerpo que responde a sus intenciones y lo masculino y femenino, mutuamente se atraen y buscan la unidad. A esa fuerza existente que une se le denomina “amor” “verdad”, “bondad”. No importa el término, lo que importa es su existencia y porque existe en la fusión de todo lo creado, debe ser parte integrante de la causal originaria. Si el Origen es en sí mismo “unidad” “justicia” y “bondad”, estamos refiriéndonos a  tres palabra con una significación dual. La unidad no es singular es plural, así como el amor, la justicia o el bienestar. Uno se siente bien por algo o con algo, se sabe justo en la ley y se ama a alguien. Estas palabras, significan que para hacerse meritorio de su significado, el origen ha de establecerse bueno, justo o unido con algo.
Antes de preguntarnos con qué algo o con quien se puede establecer esa unidad, analicemos un poco la naturaleza creativa en sí misma. 
Al crear el creador se entrega voluntariamente por la necesidad que lo motiva a crear. Acabamos de decir algo muy importante, el creador no se reduce a hacer lo que él quiere, sino que se entrega a la satisfacción de la necesidad. Por ejemplo, es tarde ya y estoy cansado de haber estado escribiendo todo el dia y siento hambre. El hambre me motiva a alimentarme pero yo no he creado el hambre, sin embargo es una necesidad que me motiva a buscar algún tipo de alimento, el alimento lo elijo yo, pero la necesidad no la he creado yo. Otro aspecto es el de negarse por la necesidad. Yo continuaría escribiendo pero la necesidad me impide seguir en ello y niego mi propio deseo por el cumplimiento de la necesidad de alimentarme. Esto es un ejemplo para entender la naturaleza creadora. La naturaleza de la creación es incondicional, autónoma y responsable al mismo tiempo, esto se declara en todo acto creado.

 Y ¿con qué algo puede sentirse válido un origen responsable, autónomo y paternal o incondicional?
De entre todas las especies, es el hombre el único capaz de responsabilizarse por la totalidad de las especies, el único capaz  de reconocer las razones que justifican a todas las especies, incluso a la creación entera y es el único sensible con el potencial de captar y responder incondicionalmente al beneficio natural.  Estas condiciones de ser capaz de sentir como un padre gestor, de ser capaz de reconocer la naturaleza de la creación y de ser capaz de cumplir responsablemente con el deber de ser maduro en el amor, en la verdad y en la bondad, nos pone a todos en la posición de receptores de los valores absolutos de plenitud justicia y cumplimiento del máximo deber. Nos pone en igualdad de condiciones con las condiciones de la naturaleza creadora de las especies naturales. Por lo mismo podríamos declararnos hijos del origen. Pero ¿cómo es ese origen? Empecemos descartando cómo no es.  No puede ser morfológicamente limitado por una forma concreta, puesto que el universo es demasiado amplio como para reducirse en un lugar del espacio o en un momento del tiempo. Sobre todo cuando comprendemos que tiempo es la distancia entre una causa y su efecto y espacio es la distancia entre un sujeto y un objeto. No puede estar entre dos extremos de una totalidad creada por su naturaleza. Tampoco puede reducirse a lo relativo cuando su caracterización es absoluta. No puede juzgar, porque al ocupar la posición de juez se está independizando de la ley y si es siempre justo lo siempre justo no tiene otra alternativa que  ser justo y en eso no existe juicio alguno. No puede castigar, la visión de un dios castigador es un absurdo, la naturaleza no castiga nunca. El castigo no educa, no orienta, no ajusta. El castigo es solo un error humano. Buen ya hemos visto algunas condiciones que no existen en el origen causal de la creación. Lo que si existe en ese origen es energía porque todo lo vivo existe en movimiento y transformación constante y la energía, ni se crea ni se destruye, se transforma, por lo tanto es eterna, es incombinable y existe siempre en todo, luego, es absoluta. En esa condición absoluta existe contenida la naturaleza creativa. Todo acto contiene intencionalidad, selectividad y poder, derivados de la Primera energía Universal  u Origen Creador.

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